Cada 3 de julio se recuerda el Día Internacional Libre de Bolsas Plásticas, una fecha que busca generar conciencia sobre la necesidad de reducir su uso y fomentar alternativas menos contaminantes.
Las cifras detrás del consumo de bolsas plásticas
Según un estudio del Centro de Desarrollo Sostenible Molle realizado en la década de 2010, en Bolivia se consumen más de 4.100 millones de bolsas plásticas al año. El uso de este material aumentó durante la pandemia del Covid-19, lo que sugiere una cifra aún mayor en la actualidad.
A nivel global, se estima que entre 500.000 millones y un billón de bolsas plásticas se utilizan cada año. Datos recientes calculan que en 2024 se emplearon entre 43 y 45 millones de toneladas de este material. Las bolsas de plástico tardan entre 100 y 500 años en degradarse, y al fragmentarse, se convierten en microplásticos que contaminan los ecosistemas y afectan a los organismos vivos.
El impacto ambiental del plástico
El uso indiscriminado de bolsas plásticas genera graves impactos en el medio ambiente. Estos residuos se acumulan en ríos y océanos, formando extensas islas de basura, como la gran mancha del océano Pacífico que supera el millón de kilómetros cuadrados.
También quedan enterradas bajo tierra, afectando el crecimiento de las plantas y la estructura de los suelos, como ocurre en la cuenca del río Katari. Además, obstruyen desagües y aumentan el riesgo de inundaciones y deslizamientos en las ciudades. En La Paz, autoridades locales expresaron su preocupación, aunque los intentos por regular su uso no prosperaron en una normativa concreta.
La bióloga Ángela Selaya advirtió que las bolsas plásticas provocan la muerte de animales que las ingieren al confundirlas con alimento o al consumir restos de comida que contienen. Esto genera obstrucción digestiva, asfixia y muerte.
El estancamiento de la ley en Bolivia
En 2019, la Unión de Periodistas Ambientales de Bolivia presentó un proyecto de ley ante el Senado para reducir el uso de bolsas plásticas. La propuesta fue respaldada por sectores gubernamentales, legisladores y empresarios, y aprobada en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara Alta. Sin embargo, tras seis años, la norma no ha sido promulgada, pese a varios anuncios de su tratamiento.
Pese a la falta de legislación nacional, la campaña “Desembólsate Bolivia” motivó a algunos gobiernos locales a evaluar regulaciones sobre el uso de bolsas plásticas.
Otros países han avanzado en esta materia. Bangladesh fue el primero en prohibirlas en 2002, seguido por Ruanda, Kenia y varias naciones de Europa, Estados Unidos y Sudamérica, donde se limita su distribución y se promueven alternativas ecológicas.
Alternativas disponibles para reducir su uso
Ante el impacto ambiental, existen diversas alternativas. La ingeniera ambiental Zoraida Tapia recomienda optar por bolsas reutilizables hechas de algodón, yute o textiles naturales, que son más duraderas. También sugiere reutilizar prendas para fabricar bolsas o emplear bolsas de papel, sobres y empaques biodegradables como sustitutos, aunque estos últimos son menos resistentes.
La responsabilidad de cada persona
Según las proyecciones del CDS Molle, la ausencia de una ley nacional ha permitido que más de 20 mil millones de bolsas plásticas se desechen en Bolivia durante los últimos cinco años, con un impacto negativo acumulativo en el medio ambiente y riesgos para las futuras generaciones.
mfag