Etiqueta: Medio Ambiente

  • Tomorrowland recurre a vasos “inteligentes” tras ser multado por incumplir ley ambiental

    Tomorrowland recurre a vasos “inteligentes” tras ser multado por incumplir ley ambiental

    Luego de una sanción de más de 700.000 euros por usar vasos desechables en 2024, el festival belga Tomorrowland aplica un nuevo sistema con vasos reutilizables y chips vinculados a pulseras electrónicas.

    Festival busca redimirse con nueva medida ecológica

    Tomorrowland 2024, uno de los festivales de música electrónica más importantes del mundo, puso en marcha una alternativa tecnológica para reducir residuos plásticos: vasos reutilizables “inteligentes” conectados a las pulseras de acceso del público. La decisión responde a la multa de 727.000 euros que recibió en la pasada edición por incumplir la normativa ambiental belga.

    Tecnología RFID y depósito automático

    La nueva modalidad funciona mediante tecnología de identificación por radiofrecuencia (RFID). Al pedir una bebida, el vaso queda vinculado al chip de la pulsera del asistente. Una vez devuelto el recipiente en un punto de recolección, se escanea el código y se reembolsa el depósito directamente a la cuenta del usuario. La vocera del festival, Debby Wilmsen, explicó que se espera lavar hasta 500.000 vasos al día.

    Críticas al impacto logístico del sistema

    Aunque la medida busca ser más ecológica, medios locales y el ministro flamenco de Medio Ambiente, Jo Brouns, alertaron que los chips contienen metales difíciles de reciclar y que el nuevo sistema puede aumentar el consumo de agua y el tráfico logístico entre el festival y las instalaciones de lavado. La organización defiende que, debido a la cantidad de usos por vaso, el impacto ambiental sigue siendo menor en comparación al uso de plásticos desechables.

  • La laguna Alalay cobra vida con dragado y regresa la avifauna

    La laguna Alalay cobra vida con dragado y regresa la avifauna

    La drástica recuperación del espejo de agua de Alalay se observa desde abril de 2025, cuando la profundidad se triplicó, las condiciones mejoraron y la diversidad de aves volvió a superar los 3.000 ejemplares.

    Profundidad restaurada y mejor calidad del agua

    El dragado completado en 2024 elevó la profundidad de Alalay a 4,5 metros en sectores clave, triplicando la profundidad anterior de 1,5 metros y permitiendo una significativa oxigenación del agua. Desde abril de 2025, esta transformación ha favorecido el ingreso paulatino de aguas limpias, mejorando las condiciones ambientales del entorno.

    Avifauna en auge: más de 3.000 aves

    El municipio de Cochabamba informó que al menos 3.000 aves de 35 especies diferentes han regresado a la laguna. Entre ellas destacan ibis, garzas, patos picazos, maiceros y otras aves migratorias que encontraron alimento y hábitat adecuado tras la recuperación del ecosistema.

    Presencia de vida acuática y vegetación renovada

    Además de la repoblación aviar, se identificaron tres especies de peces: carpa común, platincho y gambusia (“pez mosquito”). La vegetación acuática también se ha regenerado, con totoras y plantas compatibles al nuevo ecosistema de la laguna.

    Mantenimiento pendiente y medidas de protección

    Autoridades municipales anunciaron la implementación de una segunda etapa de dragado y la construcción de un anillo de coronación para evitar la contaminación por aguas residuales. Asimismo, se continuará con la reforestación y el control de especies invasoras para conservar el avance logrado.

    Un espejo urbano que renace

    La recuperación de Alalay representa un hito en la gestión ambiental urbana. Luego de décadas de deterioro, el ecosistema ha revivido gracias a un trabajo coordinado que combina infraestructura hidráulica, manejo ambiental y compromiso. La laguna se posiciona como un símbolo renovado de biodiversidad y acceso al entorno natural en Cochabamba.

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  • El 90% de los focos de calor en Bolivia se concentra en Santa Cruz

    El 90% de los focos de calor en Bolivia se concentra en Santa Cruz

    El Gobierno boliviano ha destinado Bs 20 millones a las Fuerzas Armadas para fortalecer su capacidad operativa y prevenir incendios forestales, tras detectarse más de 2.200 focos de calor, el 90% de los cuales se ubican en Santa Cruz.

    Situación actual de los incendios

    A poco de iniciarse la temporada crítica de incendios forestales, Bolivia ha registrado más de 2.200 focos de calor al término de la tercera semana de julio de 2025. De estos, el 90% se concentra en el departamento de Santa Cruz, el más afectado por los incendios del año pasado. Aunque las autoridades destacan una reducción general respecto a 2024, el reciente incremento genera preocupación por la posibilidad de repetir el desastre ambiental de ese año.

    Medidas del Gobierno

    Frente a este panorama, el Gobierno ha dispuesto Bs 20 millones para reforzar la capacidad operativa de las Fuerzas Armadas (FFAA). Este presupuesto se destinará a la compra de equipos como avionetas, helicópteros y sistemas Bambi Bucket, esenciales para combatir incendios forestales. El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, explicó que esta medida busca anticiparse a una posible emergencia nacional, similar a la ocurrida en 2024.

    Impacto de los incendios de 2024

    En 2024, Bolivia declaró desastre nacional debido a los incendios que arrasaron más de 12 millones de hectáreas de bosques, pastizales y áreas productivas. Santa Cruz fue el epicentro de esta tragedia ecológica, con severos impactos sobre la biodiversidad y la salud pública. Las “cicatrices de quema” superaron los 12 millones de hectáreas, una cifra sin precedentes en la historia reciente del país.

    Focos de calor y riesgos asociados

    Los focos de calor actuales están muy por debajo de los registros de 2024, pero el reciente incremento en zonas productivas del oriente genera inquietud. Santa Cruz acumula 2.009 focos, seguida de Beni con 148 y Pando con 30. Estos focos están principalmente asociados al chaqueo, la práctica de quema para habilitar tierras agrícolas. Sin embargo, la falta de control sobre estas quemas representa un riesgo, especialmente en condiciones climáticas adversas.

    Monitoreo y prevención

    El 17 de julio se reportaron 34 fuegos activos, que aún no se clasifican como incendios forestales, pero reflejan una actividad de quema significativa. Las autoridades están monitoreando de cerca esta situación para prevenir posibles desastres. Calvimontes aseguró que se están comprando nuevos equipos y realizando mantenimiento a los existentes para mejorar la capacidad de respuesta de las FFAA.

  • 3 de julio: día internacional libre de bolsas plásticas y sin ley vigente en Bolivia

    3 de julio: día internacional libre de bolsas plásticas y sin ley vigente en Bolivia

    Cada 3 de julio se recuerda el Día Internacional Libre de Bolsas Plásticas, una fecha que busca generar conciencia sobre la necesidad de reducir su uso y fomentar alternativas menos contaminantes.

    Las cifras detrás del consumo de bolsas plásticas

    Según un estudio del Centro de Desarrollo Sostenible Molle realizado en la década de 2010, en Bolivia se consumen más de 4.100 millones de bolsas plásticas al año. El uso de este material aumentó durante la pandemia del Covid-19, lo que sugiere una cifra aún mayor en la actualidad.

    A nivel global, se estima que entre 500.000 millones y un billón de bolsas plásticas se utilizan cada año. Datos recientes calculan que en 2024 se emplearon entre 43 y 45 millones de toneladas de este material. Las bolsas de plástico tardan entre 100 y 500 años en degradarse, y al fragmentarse, se convierten en microplásticos que contaminan los ecosistemas y afectan a los organismos vivos.

    El impacto ambiental del plástico

    El uso indiscriminado de bolsas plásticas genera graves impactos en el medio ambiente. Estos residuos se acumulan en ríos y océanos, formando extensas islas de basura, como la gran mancha del océano Pacífico que supera el millón de kilómetros cuadrados.

    También quedan enterradas bajo tierra, afectando el crecimiento de las plantas y la estructura de los suelos, como ocurre en la cuenca del río Katari. Además, obstruyen desagües y aumentan el riesgo de inundaciones y deslizamientos en las ciudades. En La Paz, autoridades locales expresaron su preocupación, aunque los intentos por regular su uso no prosperaron en una normativa concreta.

    La bióloga Ángela Selaya advirtió que las bolsas plásticas provocan la muerte de animales que las ingieren al confundirlas con alimento o al consumir restos de comida que contienen. Esto genera obstrucción digestiva, asfixia y muerte.

    El estancamiento de la ley en Bolivia

    En 2019, la Unión de Periodistas Ambientales de Bolivia presentó un proyecto de ley ante el Senado para reducir el uso de bolsas plásticas. La propuesta fue respaldada por sectores gubernamentales, legisladores y empresarios, y aprobada en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara Alta. Sin embargo, tras seis años, la norma no ha sido promulgada, pese a varios anuncios de su tratamiento.

    Pese a la falta de legislación nacional, la campaña “Desembólsate Bolivia” motivó a algunos gobiernos locales a evaluar regulaciones sobre el uso de bolsas plásticas.

    Otros países han avanzado en esta materia. Bangladesh fue el primero en prohibirlas en 2002, seguido por Ruanda, Kenia y varias naciones de Europa, Estados Unidos y Sudamérica, donde se limita su distribución y se promueven alternativas ecológicas.

    Alternativas disponibles para reducir su uso

    Ante el impacto ambiental, existen diversas alternativas. La ingeniera ambiental Zoraida Tapia recomienda optar por bolsas reutilizables hechas de algodón, yute o textiles naturales, que son más duraderas. También sugiere reutilizar prendas para fabricar bolsas o emplear bolsas de papel, sobres y empaques biodegradables como sustitutos, aunque estos últimos son menos resistentes.

    La responsabilidad de cada persona

    Según las proyecciones del CDS Molle, la ausencia de una ley nacional ha permitido que más de 20 mil millones de bolsas plásticas se desechen en Bolivia durante los últimos cinco años, con un impacto negativo acumulativo en el medio ambiente y riesgos para las futuras generaciones.

    mfag