Tras los resultados de las elecciones generales, el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP), Eduardo del Castillo, reconoció la derrota de su partido y admitió la existencia de una crisis interna. Señaló que los “ataques de sectores reaccionarios” y las pugnas entre “bandos fratricidas” debilitaron gravemente a la organización política.
Llamado a la unidad y retorno de militantes
Del Castillo lamentó la salida de militantes que se alejaron del MAS “siguiendo falsos ídolos”, aunque les extendió la invitación a retornar, asegurando que “siempre serán recibidos”. En contraste, advirtió a los “traidores” que no gozarán de respeto “ni por el enemigo”.
Renovación y proyección política
El candidato destacó que el MAS se ha renovado con nuevos cuadros políticos, lo que —según él— garantiza la vigencia del partido para los próximos 30 años. Enfatizó que, a diferencia de otros frentes, el MAS no depende de líderes con más de dos décadas en la arena política.
Autocrítica y futuro político
En su mensaje final, Del Castillo convocó a la militancia a un ejercicio de autocrítica y balance, con el fin de reagruparse y corregir errores. Afirmó que “más temprano que tarde el MAS-IPSP volverá a gobernar Bolivia”.
Asimismo, envió un saludo a los candidatos que avanzaron a la segunda vuelta electoral, deseándoles éxitos, pero advirtió que cualquier medida en contra de las clases populares profundizará la crisis en el país.