Categoría: Columnistas

  • Los viejos no quieren hogares de ancianos: autonomía, vejez y prejuicio en América Latina

    Los viejos no quieren hogares de ancianos: autonomía, vejez y prejuicio en América Latina

    Un estudio en Chile revela la distancia entre cómo se ven los adultos mayores y cómo los imaginan los más jóvenes. La pregunta no es solo demográfica, sino política y cultural. ¿Cómo nos imaginamos nuestra propia vejez?

    Por: Paulina Valenzuela   |   Eduardo de la Fuente / Latinoamérica 21

    Por décadas, la vejez ha sido pensada -y muchas veces temida- como una etapa de dependencia, fragilidad y retiro social. En gran parte de América Latina, esa idea se ha reforzado con imágenes de “abuelitos” pasivos, necesitados de asistencia y alejados del mundo productivo o digital. Pero ¿qué pasa cuando las propias personas mayores se describen a sí mismas de otra manera?

    Un reciente estudio en Chile, elaborado por la consultora Datavoz, muestra resultados que invitan a cuestionar los estereotipos que circulan en buena parte de nuestras sociedades. Según el informe, el 85 % de las personas mayores de 65 años se declara plenamente autovalente; nueve de cada diez utiliza redes sociales sin problemas y una proporción similar rechaza categóricamente la idea de vivir en un hogar de ancianos. Más aún, el 88 % afirma no sentirse una carga para su familia.

    La distancia entre esta autopercepción y la mirada que suelen tener los más jóvenes es significativa, y revela un desfase generacional que también podría estar ocurriendo en otros países de la región. La vejez, al parecer, no es sinónimo de dependencia, sino de autonomía. Pero la percepción social va más lenta que la transformación demográfica.

    En toda América Latina estamos viviendo un proceso de envejecimiento acelerado. Según datos de la CEPAL, en 2050 una de cada cuatro personas será mayor de 60 años y en seis países de la región el 30% de los habitantes lo será. Sin embargo, nuestras políticas públicas, servicios sociales y discursos culturales siguen operando desde una matriz juvenilista, que no solo ignora la autonomía de los mayores, sino que muchas veces la bloquea activamente.

    ¿Cómo no pensar en esto cuando solo el 53 % de los jóvenes chilenos está en desacuerdo con vivir en un hogar de ancianos, mientras que entre los actuales adultos mayores ese rechazo llega al 84 %?

    ¿Será que la distancia no es solo de edad, sino de mirada?

    En ese contexto, la urgencia de revisar nuestras políticas públicas se vuelve evidente. No basta con ampliar programas asistenciales: se requiere repensar el diseño mismo de nuestras ciudades, de los sistemas de salud, del transporte y de los espacios comunitarios, para que integren a las personas mayores desde la autonomía, y no desde la dependencia anticipada. América Latina no solo envejece rápido: envejece desigual, con brechas profundas por género, clase y territorio. Sin una acción deliberada y anticipada, corremos el riesgo de llegar al 2050 (cuando uno de cada cuatro habitantes tendrá más de 60 años) con sistemas sociales pensados para una pirámide poblacional que ya no existirá.

    El estudio de Datavoz no ofrece recetas, pero sí instala preguntas urgentes. ¿Quién debe cuidar a los mayores? ¿El Estado, las familias, o un modelo híbrido? ¿Cómo sostenemos su derecho a decidir dónde y cómo vivir? ¿Estamos preparados como sociedades para ofrecer alternativas dignas, activas y libres de prejuicio?

    La dimensión económica también aparece con matices: casi seis de cada diez personas mayores declara que sus ingresos cubren totalmente sus gastos, aunque con diferencias importantes por género (63 % en hombres, 53 % en mujeres). Solo un 21 % recibe ayuda económica de familiares o cercanos.

    Y si bien la mayoría declara sentirse capaz de realizar sus actividades cotidianas, hay dificultades específicas que no deben ser invisibilizadas: el transporte público y el aseo del hogar aparecen como los ámbitos más complejos para este grupo, lo que revela que la autovalencia también tiene condiciones materiales.

    Tal vez la pregunta más incómoda es también la más necesaria: ¿cómo nos imaginamos nuestra propia vejez? Porque lo que pensemos hoy sobre los demás, inevitablemente, construirá el mundo en el que viviremos mañana.

    Paulina Valenzuela

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    Magíster en Estadística por la PUC Chile. Socia fundadora de DATAVOZ, agencia de investigación de opinión pública y mercado de Chile. Miembro del consejo directivo de WAPOR Latinoamérica.

    Eduardo de la Fuente

    Otros artículos del autor

    Sociólogo y MBA de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Profesor de la misma universidad. Socio director y jefe de estudios senior en Datavoz.

  • James Gunn reinventa a Superman con una mirada introspectiva y fiel al cómic

    James Gunn reinventa a Superman con una mirada introspectiva y fiel al cómic

    Por: Erick Agustín Sivila Flores *

    La esperada nueva entrega del icónico superhéroe Superman ha llegado bajo la dirección de James Gunn, cineasta conocido por revitalizar el género con películas como Guardianes de la Galaxia y El Escuadrón Suicida. Superman: Legacy se estrenó mundialmente el 11 de julio y promete ser una “carta de amor a los cómics”, tal como lo definió su director.

    David Corenswet, el nuevo Clark Kent

    David Corenswet asume el desafío de encarnar a Clark Kent y Superman, destacando por una interpretación profundamente enraizada en la tradición gráfica del personaje.

    En sus palabras, esta cinta representa para Gunn lo que los cómics significan para los fanáticos: “Si Guardianes de la Galaxia fue su carta de amor al cine, esta película es su carta de amor a los cómics”.

    Su interpretación evoca al recordado Christopher Reeve, con la intención de recuperar la esencia clásica del superhéroe creado en 1938 por Jerry Siegel y Joe Shuster.

    Superman impulsado por la compasión y una creencia innata en la bondad del género humano / Warner Bros. Pictures

    Una historia anclada en el presente

    La película no solo actualiza el relato del último hijo de Krypton, sino que lo inserta en una actualidad compleja y desafiante. James Gunn se pregunta cómo sería hoy la relación de Superman con su novia o con el gobierno. A través de este enfoque, la cinta explora temas como la guerra, el racismo, la xenofobia y la desinformación, sin dejar de lado las secuencias de acción, aventura y humor que definen al personaje.

    Una Lois Lane moderna y decidida

    Rachel Brosnahan interpreta a Lois Lane con una fuerza renovada. La actriz destacó que el filme se siente como “abrir un cómic en cualquier página y estar en medio de la acción”.

    Esta narrativa dinámica permite mostrar cómo diferentes generaciones han mantenido vigente al universo de Superman, a través de reinterpretaciones fieles al espíritu original del cómic.

    Gunn sabe manejar bien a los personajes con un sello bastante marcado / Internet

    Una estructura que honra la tradición del cómic

    Superman: Legacy inicia sin explicar los orígenes del superhéroe, como si el espectador ya estuviera familiarizado con su historia. Esto permite entrar directamente en conflictos más profundos y maduros. Según Gunn, buscó transmitir la misma emoción que sentía al leer los cómics en su infancia, ahora transformada en experiencia cinematográfica.

    El universo clásico de Superman, con nuevos aires

    Todos los elementos esenciales del universo Superman están presentes: Metrópolis, el Daily Planet, la doble identidad de Clark Kent, y hasta el “Superperro”, que en esta versión cobra protagonismo. Además, Nicholas Hoult encarna a un Lex Luthor astuto y manipulador, que actúa en tiempos de crisis como símbolo del poder mal usado y la desinformación política.

    Krypto se roba el show cuando aparece / Warner Bros. Pictures

    Un Superman humano para nuevas generaciones

    Con más de 85 años de historia, Superman regresa con una propuesta fresca, introspectiva y más humana. En tiempos de incertidumbre, el superhéroe nos recuerda que los ideales de justicia, valentía y esperanza siguen tan vigentes como siempre.

    *Es Director de Radio y Televisión Universitaria y docente del Taller de Cine en la Universidad Técnica de Oruro.

  • IA y blockchain: aliados del periodismo que resiste

    IA y blockchain: aliados del periodismo que resiste

    Por Jorge Luis Sierra, periodista especializado en informática, docente del Programa Internacional de Periodismo Digital 2025 de Tigo.

    En tiempos de desinformación viral, vigilancia digital y precariedad estructural en las redacciones, el periodismo boliviano —como el de toda América Latina— enfrenta un desafío existencial: cómo sostener su labor crítica con pocos recursos y grandes riesgos.

    En ese escenario, dos tecnologías emergentes, la inteligencia artificial (IA) y el blockchain, pueden parecer distantes o, incluso, contraproducentes para un periodismo profesional, ético, y responsable. Pero bien entendidas, estas herramientas son recursos estratégicos que pueden fortalecer la investigación y garantizar su integridad.

    Mientras nos ocupamos en investigaciones complejas de alto interés público, la IA nos ayuda en tareas rutinarias como transcribir entrevistas, resumir documentos extensos o proponer titulares. En países como Bolivia, donde muchas redacciones trabajan con equipos mínimos, estas herramientas pueden marcar la diferencia entre publicar una nota superficial o una investigación verificada con profundidad.

    Sin embargo, el uso de la IA exige criterio. Los grandes modelos de lenguaje, como ChatGPT, Gemini, o Claude, pueden generar textos aparentemente coherentes, pero plagados de errores o información sesgada. Los algoritmos de inteligencia artificial tienen problemas para distinguir entre hechos comprobados y hechos ficticios creíbles. Eso solo lo pueden hacer periodistas con métodos profesionales para corroborar y verificar información. Por eso, el papel del periodista no desaparece, sino que se redefine: quien sepa usar la IA con mirada crítica, podrá dedicar más tiempo a investigar, contrastar y narrar con impacto.

    El blockchain, por su parte, ofrece una propuesta distinta pero complementaria. Esta tecnología —que permite registrar datos de forma descentralizada y difícil de alterar— puede convertirse en un escudo para proteger el trabajo periodístico. En contextos donde existe censura o riesgo de manipulación, registrar un reportaje en blockchain garantiza su integridad y permanencia. También puede ser útil para demostrar la autoría de una nota original.

    Estas tecnologías ya se están aplicando en América Latina. En Venezuela, medios digitales usan la IA para descubrir pistas clandestinas utilizadas por taladores ilegales en la selva amazónica. En México, Colombia y Brasil, periodistas independientes emplean IA para analizar grandes volúmenes de datos sobre corrupción o violencia. Son ejemplos reales, no proyecciones teóricas. Pero también son señales de alerta: sin formación ni conciencia ética, estas herramientas pueden automatizar la desinformación o reforzar desigualdades.

    En Bolivia, el potencial es claro. Un periodista que investiga minería ilegal, por ejemplo, puede usar IA para analizar documentos, grabaciones o bases de datos en menos tiempo. Y puede proteger su trabajo usando blockchain si teme represalias. Pero para eso se necesita acceso, capacitación y voluntad editorial. No se trata de tecnificar el oficio ni de reemplazar el pensamiento crítico por automatismos. Se trata de ampliar nuestras capacidades sin perder el control. La IA y el blockchain no son sustitutos del periodista: son extensiones de su criterio, de su ética y de su compromiso con la verdad.

    Tuve la oportunidad de discutir estos conceptos en el webinar que impartí en el marco del Programa Internacional de Periodismo Digital de la empresa de telecomunicaciones Tigo con el respaldo académico del Instituto Tecnológico de Monterrey – México (TEC), y la Unidad de Educación Continua CENACE- UPSA.

    Me quedé con una impresión muy grata de esa experiencia. Me confirmó que el periodismo boliviano —como el de muchos países— necesita herramientas para resistir las adversidades y reinventarse. La IA y el blockchain, bien usados, pueden ser aliados. Porque el futuro del oficio no lo dictarán las máquinas, sino las personas que sepan usarlas con sentido, rigor y humanidad.

  • Public Speaking Trainer: Comunicando y persuadiendo en plataformas digitales

    Public Speaking Trainer: Comunicando y persuadiendo en plataformas digitales

    Por Alma Bravo, especialista en estrategia de marca, experiencia del cliente y marketing digital. Docente del Programa Internacional de Periodismo Digital 2025 de Tigo.

    En un entorno cada vez más competitivo y digitalizado, donde el periodismo evoluciona hacia el entorno web y las redes sociales, comunicar de forma ética, persuasiva y estratégica se vuelve fundamental. La digitalización ha transformado la manera en que consumimos y producimos información. En este contexto, el periodismo digital, con sus retos y oportunidades, debe seguir basándose en principios fundamentales como la veracidad, la ética y la claridad informativa.

    Durante mi participación en el Programa Internacional de Periodismo Digital de Tigo, con el respaldo del TEC de Monterrey y CENACE-UPSA, enfoqué mi intervención en la importancia de comunicar con estrategia en plataformas digitales. La persuasión eficaz considera factores clave como la fuente emisora (credibilidad), el mensaje (contenido claro y argumentado), la audiencia (sus intereses y contexto), el canal (medio digital) y el impacto sostenido del mensaje.

    En este mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), los medios digitales requieren mensajes claros, relevantes y adaptados a diversas plataformas, con capacidad de respuesta rápida y estrategias flexibles. La comunicación digital se convierte en herramienta vital para reducir la ambigüedad, conectar emocionalmente y fortalecer vínculos.

    El lenguaje corporal y vocal, aunque en entornos digitales, sigue siendo crucial. La postura, los gestos, la expresión facial y el manejo de la energía vocal ayudan a reforzar el mensaje, transmitir confianza y mantener la atención. Factores técnicos como el encuadre, iluminación y calidad de imagen también influyen directamente en la percepción del mensaje.

    Además, las habilidades blandas —como la escucha activa, el asertividad y la inteligencia emocional— potencian la eficacia persuasiva, fortalecen la conexión con la audiencia y facilitan acuerdos exitosos en contextos laborales y comunicacionales.

    En el terreno digital, el storytelling se consolida como herramienta efectiva para conectar con las audiencias a través de narrativas emocionales, visuales e interactivas. Sin embargo, la evolución natural de esta técnica es el storydoing, donde el público deja de ser espectador pasivo y pasa a ser protagonista de experiencias reales. Este enfoque involucra a la audiencia activamente a través de encuestas, juegos, narrativas no lineales, realidad aumentada o virtual, e incluso contenidos co-creados.

    Esta transformación del periodismo hacia una experiencia 360° —emocional, narrativa y participativa— requiere creatividad, dominio de herramientas digitales (como Canva, Genially o Shorthand) y un profundo entendimiento del comportamiento digital. Pasamos de simplemente contar historias a diseñar experiencias significativas donde la audiencia siente, participa y transforma su rol en el ecosistema mediático.

    El storytelling y el storydoing no son tendencias pasajeras, sino una evolución necesaria en el periodismo digital. Hoy, el desafío no es solo informar, sino involucrar a la audiencia. En un entorno saturado de estímulos y distracciones, es crucial captar la atención con contenido dinámico, emocional y participativo.

    Las audiencias digitales valoran la inmediatez, el contenido visualmente atractivo y la participación. Por eso, es clave usar afirmaciones impactantes, preguntas retóricas, testimoniales, cambios de ritmo y formatos variados. Incorporar elementos visuales, encuestas, votaciones o cuestionarios interactivos eleva el nivel de conexión. Además, la inclusión de voces expertas y entrevistas clave enriquece la narrativa.

    El componente emocional es central: el periodismo persuasivo y ético debe apelar a emociones reales para conectar, sin caer en la manipulación. Conocer a fondo a tu audiencia —sus miedos, valores y aspiraciones— te permitirá adaptar mensajes que generen impacto y confianza.

    El branding periodístico cobra cada vez más relevancia. Una identidad digital sólida, coherente y visualmente cuidada refuerza la credibilidad del medio o periodista. En un entorno donde proliferan las fake news, la marca confiable es diferencial.

    La narrativa digital se fortalece con el uso estratégico de herramientas: hipertextualidad, multimedialidad, interactividad e inmediatez. Estas permiten una experiencia enriquecida, una difusión más rápida y contenidos más completos.

    El periodista digital debe dominar múltiples plataformas, conocer nuevas tecnologías, producir contenido ágil y mantener una interacción constante con su audiencia. Este nuevo ecosistema incluye redes sociales, sitios web, blogs, plataformas de streaming y podcasting, donde la audiencia no solo consume, sino co-crea y participa.

    Estamos ante una revolución informativa que exige profesionalización continua, ética, empatía y creatividad. Hoy más que nunca, el reto es construir comunidades digitales activas, generar experiencias memorables y evolucionar junto al medio.