Edmand Lara Montaño, candidato a la vicepresidencia por el PDC junto a Rodrigo Paz, se posiciona como figura ajena a la política tradicional, aunque su estilo de comunicación genera críticas. La evaluación de expertos sobre su perfil se da a dos semanas de la segunda vuelta electoral en Bolivia.
Un perfil distinto en la política boliviana
Edmand Lara, conocido como “el capitán Lara”, llegó al escenario público desde la Policía Boliviana, donde denunció actos de corrupción y extorsión internos. Su candidatura a la vicepresidencia, en fórmula con Rodrigo Paz, se percibe como una alternativa fresca frente a la política tradicional y genera adhesión en sectores que buscan renovación y alejamiento de los partidos establecidos.
Fortalezas del candidato
Para analistas como María Teresa Zegada, la principal ventaja de Lara es ser considerado un “outsider”. Su identificación con sectores populares y la autovictimización que transmite en redes sociales le ha permitido ganar empatía y solidaridad de personas que han enfrentado arbitrariedades similares. Su historia personal y profesional refuerza la narrativa de cercanía con la ciudadanía.
Debilidades y críticas
El principal punto débil del candidato es su lenguaje agresivo y confrontacional, que a veces divide a la población y genera cuestionamientos sobre su capacidad de diálogo democrático. Además, se ha señalado una cierta incongruencia programática con su compañero de fórmula, Rodrigo Paz, lo que podría afectar la percepción de coherencia en su campaña.
Controversias durante la campaña
Lara ha estado envuelto en diversas polémicas, desde declaraciones sobre la autonomía universitaria hasta su ausencia en la firma del “Acuerdo por la Democracia” promovido por el TSE. Estas situaciones han generado críticas de universidades públicas y organismos civiles, aunque también han reforzado su imagen de candidato independiente de los intereses partidarios.
Expectativas rumbo al balotaje
A dos semanas de la segunda vuelta electoral, la figura de Lara sigue generando debates sobre su capacidad para representar un cambio político real. Su perfil como outsider y su identificación con los sectores populares son sus principales activos, mientras que su estilo confrontacional y la percepción de falta de experiencia política representan desafíos a superar.
/ajas/
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