La diáspora venezolana mantiene la esperanza, pero ve cada vez más lejano el retorno al país

Millones de venezolanos que migraron por la crisis económica y política aseguran que, aunque conservan el vínculo emocional con su país, regresar a Venezuela se percibe como una posibilidad distante, debido al arraigo en sus nuevos hogares y a la complejidad de una eventual reconstrucción social, según testimonios recogidos en distintos países.

Un exilio que refuerza el vínculo con Venezuela

Desde Miami, un venezolano que dejó su país hace seis años relata que el exilio profundizó su amor por Venezuela. Como él, cerca de ocho millones de personas abandonaron el país en los últimos años, impulsadas por la crisis económica y la inestabilidad política, y hoy viven principalmente en América Latina y Estados Unidos.

Arraigo en nuevos países y decisiones difíciles

Muchos migrantes coinciden en que volver implicaría iniciar nuevamente un proceso de adaptación. En Estados Unidos, donde residen alrededor de 1,1 millones de venezolanos, algunos señalan que sus familias ya están establecidas y que un retorno significaría afectar la estabilidad lograda tras años de esfuerzo.

Más allá de un cambio político

Entre los testimonios, se repite la idea de que un eventual cambio de gobierno no sería suficiente para garantizar el regreso. Los entrevistados consideran que Venezuela enfrenta un desafío profundo de reconstrucción social, económica e institucional, que podría extenderse por años o incluso décadas.

Vivir lejos sin romper el lazo emocional

Desde Argentina, Colombia, Uruguay y otros países de la región, venezolanos aseguran que han construido nuevas vidas, negocios y proyectos personales, aunque el país de origen sigue presente en sus planes a largo plazo, especialmente al pensar en la vejez o en la familia que permanece allí.

Esperanza, pero con cautela

A pesar de la incertidumbre y la distancia, la mayoría coincide en que mantiene la esperanza de un cambio positivo. Sin embargo, advierten que cualquier transformación deberá ir acompañada de liderazgo sólido y de un proceso profundo que devuelva la confianza y la estabilidad a un pueblo que describen como “golpeado” por años de crisis.

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