El brote de sarampión, que suma 92 casos en seis departamentos, revela graves debilidades en la vacunación, la prevención y la respuesta sanitaria del país.
Sarampión avanza en seis departamentos y evidencia una emergencia sanitaria
El brote de sarampión que afecta actualmente a Bolivia se convirtió en una alerta nacional. Desde que se detectó el primer caso en abril, el virus se expandió rápidamente y, hasta el 8 de julio, ya sumaba 92 casos confirmados en los departamentos de Santa Cruz, La Paz, Potosí, Oruro, Beni y Chuquisaca. Las autoridades declararon emergencia sanitaria nacional y pusieron en marcha campañas de vacunación puerta a puerta; sin embargo, la respuesta llegó tarde y dejó en evidencia una preocupante falta de previsión estatal. El avance del sarampión refleja no solo la debilidad en la cobertura de inmunización, sino también el impacto de la desinformación y el desinterés prolongado por fortalecer los sistemas de salud.
Sarampión: un virus que resurge por baja vacunación
La crisis actual de sarampión no es nueva para Bolivia. El país ya sufrió brotes graves en el pasado, como el de 1998 en Yacuiba, Tarija, donde la falta de insumos para vacunas permitió que el virus se propague entre los más vulnerables. Hoy, las cifras de vacunación siguen siendo alarmantes: más de 1,1 millón de niños no recibieron la primera o la segunda dosis contra el sarampión. La cobertura de la primera dosis alcanza solo el 88% y la segunda apenas llega al 66%, lejos del 95% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para lograr inmunidad colectiva. Estos datos explican cómo el sarampión volvió a circular con fuerza en Bolivia, replicando patrones que ya se vivieron décadas atrás.

Comunidades vulnerables y eventos masivos amplifican el sarampión
Uno de los factores clave en el actual brote de sarampión fue la detección inicial en una comunidad menonita del departamento de Santa Cruz, donde la vacunación enfrenta barreras culturales y religiosas que limitan el acceso a la salud. Esta situación permitió que el virus se expandiera silenciosamente durante semanas. Además, un evento religioso masivo realizado en Santa Cruz, que reunió a miles de personas de diversos países, facilitó aún más la propagación del sarampión a otras regiones del país, según reportes de los medios locales. Estos factores confirman que el sarampión es una amenaza que puede escalar rápidamente cuando no se actúa a tiempo.
La alta contagiosidad del sarampión complica su control
El sarampión es una de las enfermedades más contagiosas que existen. Según el pediatra infectólogo Juan Pablo Rodríguez, una persona infectada puede transmitir el virus a entre 12 y 18 personas mediante el aire, por gotas que se esparcen al toser, estornudar o incluso al hablar. El virus puede permanecer activo en el aire o sobre superficies hasta por dos horas. Esta capacidad de contagio, sumada a la baja cobertura de vacunas, explica la magnitud del brote actual. Rodríguez advierte que, mientras no se logre una vacunación masiva y oportuna, el sarampión seguirá avanzando y generando riesgos graves, sobre todo en niños y personas vulnerables.
Medidas estatales contra el sarampión son insuficientes y reactivas
Entre las principales medidas asumidas por el Estado para frenar el brote de sarampión están la suspensión de las clases presenciales, la activación de clases virtuales en departamentos afectados, la exigencia del carnet de vacunación para viajes interdepartamentales y la llegada de casi 500 mil dosis adicionales de la vacuna triple viral. También se permitió vacunar a niños desde los seis meses en las zonas afectadas, una estrategia recomendada en contextos de emergencia. Sin embargo, estas acciones son claramente reactivas. Rodríguez señala que la desinformación, el temor generado por la pandemia y el abandono prolongado de las campañas de inmunización han debilitado la respuesta estatal ante el sarampión.

Sarampión impacta en la economía familiar y el sistema de salud
Más allá del impacto sanitario, el brote de sarampión también genera fuertes repercusiones económicas. Las familias enfrentan gastos por hospitalizaciones, medicinas y ausencias laborales, mientras que el sistema de salud debe absorber el costo de la atención de numerosos casos, muchos de ellos prevenibles. Rodríguez enfatiza que el sarampión puede desencadenar internaciones masivas, elevando la presión sobre hospitales y centros de salud. Por eso, el especialista recomienda no solo acelerar la vacunación, sino también aislar de inmediato a los casos sospechosos y reforzar la vigilancia epidemiológica para contener el brote.
Combatir la resistencia a la vacunación es clave contra el sarampión
Uno de los desafíos más complejos en la lucha contra el sarampión es la resistencia cultural a la vacunación en algunas comunidades. Rodríguez propone que la estrategia estatal incorpore el diálogo respetuoso y la educación basada en evidencia, involucrando a líderes comunitarios y religiosos para que la vacunación sea percibida como una responsabilidad compartida. Insiste en que la vacuna es muy eficaz para prevenir el sarampión y que incluso si una persona vacunada llega a contagiarse, los síntomas suelen ser leves. A largo plazo, la inmunización puede ofrecer protección de por vida, lo que refuerza su importancia como herramienta central para erradicar el sarampión.
Elecciones y sarampión: un desafío para el próximo gobierno
La crisis sanitaria desatada por el sarampión pone en evidencia la fragilidad del sistema de salud boliviano. De cara a las elecciones generales previstas para el 17 de agosto, Bolivia tiene la oportunidad de elegir un nuevo liderazgo que priorice la salud pública y que trabaje por un sistema de vacunación sólido, accesible y sostenible. El sarampión es un claro recordatorio de que descuidar la prevención y la inmunización siempre trae consecuencias graves. El futuro gobierno deberá asumir con responsabilidad la tarea de fortalecer la cobertura de vacunas, recuperar la confianza ciudadana y garantizar que ninguna comunidad quede fuera de la protección contra enfermedades prevenibles como el sarampión.
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